lunes, 12 de diciembre de 2011

:::::::Frases acerca de la Muerte::::::::


Así como una jornada bien empleada produce un dulce sueño, así una vida bien usada causa una dulce muerte.
Leonardo Da Vinci

 La muerte es una vida vivida. La vida es una muerte que viene.
Jorge Luis Borges

Cuántas muertes más serán necesarias para darnos cuenta de que ya han sido demasiadas.
Bob Dylan

Cuando la muerte se precipita sobre el hombre, la parte mortal se extingue; pero el principio inmortal se retira y se aleja sano y salvo.
Platón 

 La muerte no es más que un sueño y un olvido.
Mahatma Gandhi 

La muerte es el remedio de todos los males; pero no debemos echar mano de éste hasta última hora.
Molière 

Después de todo
la muerte es sólo un síntoma
de que hubo vida.
Mario Benedetti 

La "Santa Muerte", adorada y repudiada...




Santa Muerte
 Es una figura de culto mexicana, que recibe peticiones de amor, afectos, suerte, dinero y protección, así como también peticiones malintencionadas y de daño a terceros por parte de sus fieles. Sin embargo, diversas iglesias como la católica, bautista, presbiteriana, metodista, entre otras, rechazan y condenan su veneración, considerándola diabólica.
En ocasiones su culto es vinculado a distintos tipos de delincuencia como el narcotráfico, asaltantes y personas de distintos estratos sociales que se dedican al comercio informal, ambulante o piratería. Sin embargo, es un error pensar que el culto a la Santa Muerte es sólo practicado por personas o grupos delincuenciales, ya que el culto a la muerte, proviene desde los prehispánicos.
La historia del culto tiene un largo proceso de evolución que se puede dividir en dos etapas. Una larga etapa de gestación donde se fueron conjugando los distintos elementos que va desde la época prehispánica, pasando por el catolicismo de la época colonial, llegando hasta la mitad del siglo XX. Una rápida etapa donde el conjunto de estos elementos da a la figura su actual apariencia; esto último achacado a un entorno de marginación social, pobreza y delincuencia.
La Iglesia Católica ha condenado su devoción, por una cuestión teológica basada en la cita del Apocalipsis de San Juan, donde se menciona que la Muerte será lanzada a un pozo de lava hirviendo:
"Y el mar devolvió los muertos que guardaba, la Muerte y el Hades devolvieron los muertos que guardaban, y cada uno fue juzgado según sus obras.... La Muerte y el Hades fueron arrojados al lago de fuego, este lago de fuego es la muerte segunda"
Apocalipsis 20, 13-142 3
O bien, se debe a las oraciones del rito del sacramento de la Unción de los enfermos en la que se pide a Dios una "santa muerte", es decir, "morir en amistad con Dios", en el caso de que el enfermo se encuentre en estado terminal.
Desde el punto materialista, la muerte no es una persona, sino un estado de los seres vivientes. Otros autores identifican a la muerte no como entidad susceptible de adoración, sino como un evento u ocurrencia del devenir del ser.


Cuando se le pide atraer a un amor se suele decir esta oración:



ORACION PARA ATRAER AL SER AMADO

MUERTE QUERIDA DE MI CORAZON
NO ME DESAMPARES DE TU PROTECCION
Y NO ME DEJES (se dice el nombre de la persona)
UN SOLO MOMENTO EN PAZ
INQUIETALO A CADA INSTANTE
QUE SU PENSAMIENTO ESTE EN MÍ
Y QUE VENGA ARREPENTIDO Y HUMILLADO A MIS PIES
Y QUE NO TENGA OJOS MAS QUE PARA MI
HAZME EL FAVOR QUE YO TE PIDO
Y TE PROMETO QUE CADA MARTES
A MEDIA NOCHE TE
PRENDO TU VELADORA
MI DUEÑA Y SEÑORA
NO ME DESAMPARES DE TU PROTECCION. 
AMEN.                    


Resumen análisis del grupo:


Resumen análisis del grupo:

Concepto base:
Muerte
La muerte es el término de la vida a causa de la imposibilidad orgánica de sostener el proceso homeostático. Se trata del final del organismo vivo que se había creado a partir de un nacimiento.

Preguntas planteadas:
¿Por qué no hablar hoy en día de la muerte?
¿Cuál es la perspectiva que se sostiene de la muerte en la actualidad?

Puntos claves:
- Según el texto de Tolstoi, "Tres Muertes"; da a conocer la muerte a través de sucesos relevantes en el relato. Podemos ser partícipes de los eventos de dolor que llevan a cabo al mismo acto, la muerte. Tolstoi señala la llegada de la muerte de manera justa, como también injusta.
- La muerte, incoherentemente, es parte de la vida.
- La muerte no es tan sólo el acto del momento, sino que, forma parte de un proceso, en el cual puede existir un 2do, 3er y/o 4to momento de dolor, debido al proceso posterior, llamado "duelo".
- Algunos ejemplos presentes en la historia acerca de la muerte, es la población cristiana, ellos a comparación del resto de las personas, sostienen el dolor real, pero mantienen la seguridad de obtener posterior  a la muerte la vida eterna. Teniendo paz en sus corazones, tendrán una vida próspera junto a un ser divino, Dios.
- La muerte es difícil de enfrentar hoy en día, ya que existen miedos y prejuicios. Además, la muerte es apartada del consciente,  ya que día a día nos proyectamos al futuro.

La Muerte en Otras Culturas


La Muerte en Otras Culturas


Los orígenes de la práctica de rituales funerarios nos lleva hasta la época de los neandertales. Para ellos, la muerte no era el fin de la existencia humana, sino un cambio del mundo terrenal a otro espiritual.
También se cree que las ofrendas a las personas fallecidas comenzó a gestarse en China o Egipto, continuándolas los árabes allá por el siglo VIII. Más tarde, el arte de ofrendar a los muertos fue importado por los moros de la Península Ibérica.

Ritos Funerarios
Los rituales y costumbres funerarias tienen que ver no sólo con la preparación y despedida del cadáver, sino también con la satisfacción de los familiares y la permanencia del espíritu del fallecido entre ellos. Éstos rituales son bastante diversos en todo el mundo y a través de todas las épocas.
Hay que tener en cuenta que la celebración de los rituales funerarios está condicionada por el tipo de creencias religiosas y sus sentido sobre la muerte. Así, podemos encontrar ritos como lo que se practican en velatorios, los enterramientos, las incineraciones, las momificaciones, las cremaciones, la realización de monumentos, los sacrificios, etc.
El ser humano es la única especie sobre la Tierra que entierra a sus difuntos. Además, en todas las sociedades han existido creencias sobre almas, espíritus y vida después de la muerte. Los ritos funerarios son las prácticas relacionadas con la muerte y el entretenimiento de una persona, específicas en nuestra especie.
Estas prácticas implican importantes funciones psicológicas, sociológicas y simbólicas para los miembros de una colectividad. Así, el estudio del tratamiento que se dispensa a los muertos en cada cultura proporciona una mejor comprensión de su vida, de la muerte y de la propia naturaleza humana, que puede agruparse según el sentido que cada comunidad le da a la muerte.
Por ejemplo, en las sociedades que creen que con el cuerpo se pierde una parte esencial de la persona, se realizan momificaciones de los cadáveres, se inhuman los cuerpos, se llenan las tumbas de objetos personales, alimentos y ofrendas para ayudar al alma en un viaje hacia otra vida… este tipo de rituales suele ser practicado por hebreos, judíos, árabes, cristianos, egipcios…
Por otro lado, budistas o hindúes utilizan técnicas como la cremación, porque están convencidos de que el alma es anterior a nuestra vida en este mundo y sobrevive, se reencarna tras la muerte.
Para los hindúes el cuerpo no tiene ninguna importancia, a diferencia del alma de que debe liberarse, pues de lo contrario no se producirá la reencarnación. Por ese motivo se suelen incinerar los cadáveres, esparciendo las cenizas en las aguas del río sagrado.

Grecia
Normalmente, los griegos celebraban estos rituales sagrados en la ciudad natal, y los descendientes del fallecido, o en su caso los parientes, tenían la obligación de afrontar los gastos funerarios. Por su parte, las mujeres de la familia se encargaban de bañar el cuerpo, untarlo con aceite, y envolverlo con un sudario dejando el rostro libre, adornándolo con coronas y joyas. Para finalizar, y como superstición, seguían un ritual de origen mitológico, puesto que colocaban en la boca del difunto una moneda.
Un día después del fallecimiento, con el cadáver ya preparado, se exponía en la casa del difunto o de un allegado con los pies siempre dirigidos hacia la puerta, donde se velaba uno o dos días. Al velatorio acudían las mujeres, que lo hacían vestidas de negro, con el pelo recogido y lamentándose de la perdida en voz alta.
En la puerta de la casa se colocaba un vaso de agua traído de una casa vecina, ya que la del propio hogar se consideraba que estaba contaminada en esos momentos. Esta agua servía para indicar a las personas que allí había un fallecido, y para rociar a aquellas que salían del velatorio con el fin de purificarlas.
Al tercer día se sacaba en procesión al fallecido hasta el lugar de sepultura, transportando en su propio lecho de muerte. Una vez allí, se procedía a la inhumación del cadáver o bien se guardaban las cenizas en una vasija.
Después del entierro, los participantes se lavaban el cuerpo para purificarse y celebraban el banquete. Al día siguiente la casa también se lavaba con agua de mar para purificarla. El lugar del entierro se señalaba con un elemento que sobresaliera del suelo, ya fuera un montón de tierra, una construcción de piedra… Cuando el finado era de clase alta, en su tumba se levantaban hermosos monumentos funerarios. Un componente característico de este ritual era el epitafio, un pequeño poema que informaba al transeúnte sobre la personalidad del difunto.
La inhumación ha sido la práctica más habitual y predominante desde el siglo VIII a. C.

Roma
En el Imperio Romano, la relación con el difunto era de respeto y de mucho temor, puesto que a la persona que acababa de fallecer se le tenía miedo. Pensaban que tras morir se acaba todo y que la única manea de pervivir, de logar la inmortalidad, era la de permanecer en la memoria de los seres humanos.
Al fallecer, los familiares y allegados van en fila despidiéndose y pronunciando su nombre. Las mujeres gritan y se lamentan en voz alta, mientras los varones reprimen sus emociones. El proceso de preparación del cuerpo para los ritos funerarios era muy parecido al que se realizaba en Grecia: se bañaba el cuerpo, se afeitaba y se perfumaba, se cubría con la mortaja, y se trasladaba al atrium, patio central de la casa, decorado con flores y lámparas. Al final de esta exposición, que podía durar varios días, se colocaba una moneda debajo de la lengua del fallecido, tal como lo hacían los griegos.
Después se organizaba una comitiva fúnebre, denominada pompa fúnebre, acompañada por flautas y trompetas. El difunto se colocaba en una especie de camilla, seguido de sus familiares, clientes, conocidos… A continuación se practicaba la incineración, más accesible para las clases altas, o a la inhumación, que se convertiría en el procedimiento único con la llegada del cristianismo.
Tanto en Roma como en Grecia los cementerios se situaban en la periferia de las ciudades.

La Tradición Africana
En África, la culpa de la muerte de una persona siempre es de otro ser humano que, intencionadamente o no, le habría hecho un sortilegio, o de un genio o antepasado, enojado por los rituales mal practicados o por las infracciones cometidas en la vida.
Mientras se mantiene al cadáver de pie, con el objetivo de restablecer el orden natural de las cosas y evitar la venganza o el castigo inflingido al grupo, el funeral comienza por la consulta, preguntándole al fallecido ¿quién te mató?, ¿desobedeciste a los dioses?, ¿transgrediste una norma?, ¿es un hombre quien te mató?… El cadáver contesta afirmativamente adelantándose, y retrocede para decir no. A veces, incluso, es paseado por los campos mientras es cuestionado.
Las oraciones, cantos y bailes sirven para apaciguar a los ancestros y frenar el afán de venganza de los espíritus. Las oraciones son también una forma de homenaje al desaparecido. Los visitantes del más allá son numerosos, vienen de lejos, y no se puede proceder a la inhumación del cadáver antes del último homenaje.
Se realiza la conservación del cuerpo a través de su secado y de la evacuación de líquidos. Mientras, los sacrificios de pollos, ovejas y cabras son múltiples, ofreciéndose al desaparecido y también a los antepasados y espíritus. La muerte de estos animales les sirve de alimento para los allí presentes.
En este tipo de rituales la inhumación puede tardar en llegar al menos dos o tres semanas. Durante ese periodo el cuerpo no puede quedarse solo. El alma del fallecido pasea por el lugar y es importante recordarle que pertenece al grupo, que una vez finalizado el funeral, tiene el deber de protegerle.
Cuando se inhuma el cuerpo, éste lo hace acompañado por animales sacrificados para su trayecto al otro mundo. Tradicionalmente, si quien moría era un jefe, le acompañaban otros hombres, vivos o muertes, a menudo esclavos, para formar la cohorte real y evitarle su soledad. Después de la inhumación, la casa del fallecido se destruye, porque supone un peligro para los vivos.

La Religión Popular China
Es habitual que la familia transporte el féretro al menos en una parte del recorrido hacia la tumba. Algunas personas prefieren enterrar a sus seres queridos cerca de alguna corriente de agua.
En el velatorio, a veces, se queman algunos papeles que representan los bienes materiales que la persona difunta disfrutará en la próxima vida.

Ceremonias de despedidas personalizadas
Cada vez en los servicios funerarios se solicitan con más frecuencia ceremonias de despedidas personalizadas, las cuales son otra forma de decir adiós al ser querido que ha fallecido. Se trata de un homenaje que quiere celebrar su vida, los momentos vividos con nosotros y el tiempo que nos ha regalado.
Lo fundamental de este acto es hablar de la persona que nos ha dejado, anécdotas, poemas, escuchar la música que le gustaba y además incorporar todos aquellos elementos que conducirán a los asistentes a recordar los momentos vividos con él, como fotos y vídeos. Esta ceremonia puede conformar íntegramente la despedida o puede ser el complemento de la ceremonia religiosa.

martes, 22 de noviembre de 2011

Resumen del Cuento "Tres Muertes" de León Tolstoi


Era otoño. En un carruaje iba el ama y su criada, la primera, enferma y tísica, la segunda, saludable. En el otro coche iba el marido de la dama enferma, Vassily Dmitriovich y Eduardo Ivanovich el médico de la familia. 
Al llegar a una posada de cocheros el médico le avisa a Dmitriovich que su esposa está en estado crítico y que no podrá llegar a Moscú para ver al curandero que sana con hierbas.

Mientras, el cochero del carruaje de las damas, llamado Serioga, entra en la posada a pedirle las botas a su tío Fedor (que estaba en un rincón y en muy mal estado), porque las necesitaba, ya  que estaban prácticamente nuevas.
Tío Fedor acepta dárselas pero con la condición de que él al morir, deberá mandar a colocar una lápida sobre su tumba. Serioga acepta y se va, dejando a su tío solo en el rincón.

Esa noche Natasia, la cocinera, tiene un sueño: ve al tío Fedor cortando leña vigorosamente. Al despertar se da cuenta de que el tío Fedor ha muerto. Al día siguiente lo entierran en el camposanto, detrás del bosque.

 Llega la primavera. La dama enferma, más grave que antes y aun con frustración porque no pudo llegar a Moscú, está en su casa con el cura a su lado para darle la extrema unción.

Un mes después la tumba de la dama enferma tenía un altar de madera precioso, mientras que la tumba del tío Fedor estaba cubierta de malezas y tierra.

Natasia le dice a Serioga que debe cumplir con lo prometido a tío Fedor, o si no, estaría cometiendo un pecado capital. Serioga se decide  a ir a cortar leña al bosque con su hacha para hacer la lápida de su tío Fedor, cortó y cortó, hasta que el árbol cayó, y de Serioga nunca más se supo.

F  I   N
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Biografía de León Tolstoi


León Tolstoi
Liev Nikoláievich, Conde de Tolstoi
(Rusia, 1828-1910)
   

Novelista ruso, profundo pensador social y moral, y uno de los más eminentes autores de narrativa realista de todos los tiempos. Hijo de un terrateniente, nació en Yasnaia Poliana, la propiedad agrícola de su familia, al sur de Moscú. Quedó huérfano a los nueve años, y se crió con unos parientes. Tuvo tutores franceses y alemanes y, a los 16 años, ingresó en la Universidad Kazan, donde estudió, primero, lenguas y más tarde, leyes. Influido por los escritos del filósofo francés Jean Jacques Rousseau, fue presa de una creciente insatisfacción hacia sus estudios, y los abandonó en 1847. Después de un breve y fútil intento por mejorar las condiciones de vida de los siervos de sus tierras, se zambulló en la disipada vida de la alta sociedad aristocrática moscovita, a la que en sus diarios prometió cándidamente reformar. En 1851, se reunió con su hermano en el Cáucaso, donde su regimiento se encontraba acampado y, tras una breve permanencia, decidió incorporarse también al ejército. En el Cáucaso entró en contacto con los cosacos, que se convertirían en los protagonistas de una de sus mejores novelas cortas, Los cosacos (1863). En ella compara el cansancio y la ñoña juventud moscovita con el vigor y la vida al aire libre de los cosacos, que retrata con simpatía y un profundo realismo poético. En el tiempo que le dejaban libre las batallas con las distintas tribus de las colinas, concluyó una obra autobiográfica, Infancia (1852), a la que siguieron otras dos, Adolescencia (1854) y Juventud (1856), en las cuales reveló, sin retórica ni sentimentalismo, una serie de recuerdos de carácter psicológico similares a los de la mayoría de los jóvenes. Estas obras recibieron una inmediata y calurosa acogida por parte del público, del mismo modo que Sebastopol (1856), tres historias basadas en la guerra de Crimea, que constituyen una soberbia exposición de la horrible realidad de la guerra y una descalificación del falso heroísmo de los mandos militares en contraste con la valentía de los soldados comunes. Tolstoi regresó a San Petersgburgo en 1856, y se sintió atraído por la educación de los campesinos. Durante sus viajes por el extranjero (en 1857 y 1861), visitó escuelas alemanas y francesas y, más tarde, abrió en Yasnaia Poliana una escuela para niños campesinos en la que aplicó sus métodos educativos, que anticipaban la educación progresista moderna. En 1862, se casó con Sonia Andréievna Bers, miembro de una culta familia de Moscú. Durante los siguientes quince años formó una extensa familia, administró con éxito sus propiedades y escribió sus dos novelas principales, Guerra y Paz (1869) y Ana Karenina (1877). 

Guerra y Paz, considerada una de las novelas más importantes de la historia de la literatura universal, es una visión épica de la sociedad rusa entre 1805 y 1815, justo antes de la invasión napoleónica. Esta extensa narración, una de las obras maestras del realismo, por la que desfilan 559 personajes, conmemora relevantes batallas militares y retrata a conocidas personalidades históricas, pero es principalmente una crónica de la vida de cinco familias aristocráticas. Los personajes, perfectamente definidos por precisas descripciones físicas y por profundos análisis psicológicos que iluminan sus mundos interiores, muestran la visión que de sí mismos tienen tanto ellos como otros personajes a lo largo del tiempo. La sincera y espontánea Natasha Rosova, una de las más conocidas heroínas de la literatura rusa, que madura y pasa de ser una exuberante adolescente a convertirse en una sólida matrona, encarna el ideal tolstoiano de feminidad. En lo básico, el carácter de Natasha permanece inmutable, aunque a él se le añaden apéndices que conciernen al amor, el matrimonio y los hijos, y simboliza la optimista creencia de Tolstoi en la plenitud de todos los estadios del desarrollo humano. Confirma los iconoclastas puntos de vista del autor ruso acerca de los procesos históricos, que aparecen expuestos en los capítulos más filosóficos de la novela. Para él, la historia es el resultado de motivaciones anónimas y de acontecimientos personales, en lugar de los grandes eventos públicos promovidos por los líderes nacionales. De Guerra y Paz emana una filosofía extremadamente optimista, que atraviesa los horrores de la guerra y la conciencia de los errores de la humanidad, lo que constituye el mensaje principal de la obra, escrita durante un periodo particularmente feliz de su vida. 

Entre sus novelas breves, la más importante es Ana Karenina, que constituye una de las mejores novelas psicológicas de la literatura moderna. En ella utiliza los mismos métodos creativos realistas que en sus primeras obras, pero presenta una unidad artística mucho más sólida, y la exuberancia deja paso al pesimismo, pues la protagonista no logra resolver sus conflictos internos. La pasión adúltera que Ana siente por el joven oficinista Vronsky, en la ciudad de San Petersburgo, contrasta fuertemente con la sana unión que existe entre Kitty y Constantin Levin y la plenitud de su vida en el campo. En su insuperablemente cándida a la vez que sólida Confesión (1882), el autor ruso describe su creciente confusión espiritual, se culpa a sí mismo de llevar una existencia vacía y autosuficiente y emprende una larga búsqueda de valores morales y sociales, que terminó por encontrar en dos principios del Evangelio cristiano: amor hacia los seres humanos y resistencia contra las fuerzas del mal. Recogió estos dos principios y los desarrolló en elocuentes ensayos, como Amo y criado (1894). Desde el centro de la autocrática Rusia de su época, atacó sin temor las desigualdades sociales y las formas coercitivas del gobierno y de las autoridades religiosas, clamó por una liberación de los odios individuales y por la adopción de modelos de vida dictados por la conciencia de cada uno. Estos puntos de vista tan radicales provocaron su excomunión en 1901. En ¿Qué es el arte? (1898), una condena de casi todas las formas de arte, tanto clásicas como modernas, de la que no se salvan ni siquiera sus propias obras, a las que consideró dirigidas exclusivamente a una elite cultural, abogó por un arte inspirado en la moral, en el que el artista comunicara los sentimientos y la conciencia religiosa del pueblo. Estos ensayos didácticos, traducidos a muchas lenguas, ganaron rápidamente numerosos adeptos de distintos países, profesiones e ideologías, muchos de los cuales visitaron Yasnia Poliana en busca de consejos. 
Tras esta serie de ensayos, Tolstoi retornó a la narrativa, y escribió numerosos cuentos breves y de carácter edificante, situados en escenarios rurales, que se publicaron reunidos en el volumen Historias para el pueblo (1885). Escribió asimismo otras obras destinadas a lectores cultos, también decididamente moralizantes en cuanto a contenido, pero en las que se permite un mayor espacio para desarrollar su poderosa inventiva. La más conocida de ellas es la narración breve La muerte de Iván Ilich (1886), en la que describe la conversión de un hombre a punto de enfrentarse a su propia muerte. El cuento corto La sonata a Kreutzer (1889) trata de la educación sexual y el matrimonio; la obra teatral El poder y las tinieblas (1888) es una tragedia en la que se ve cómo la avaricia y la lujuria arrastran a la violencia, y su última novela Resurrección (1899), es la historia de la regeneración moral de un noble hasta entonces falto de escrúpulos. A los 82 años, y cada vez más atormentado por la disparidad entre sus criterios morales y su riqueza material, y por las continuas disputas con su mujer, que se oponía a deshacerse de sus posesiones, Tolstoi, acompañado por su médico y la menor de sus hijas, se marchó de casa a escondidas en medio de la noche. Tres días más tarde, cayó enfermo de neumonía y, el 20 de noviembre de 1910, murió en una remota estación de ferrocarril. En la actualidad se le considera uno de los escritores con más fuerza moral del siglo XIX.

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