León Tolstoi
Liev Nikoláievich, Conde de Tolstoi
(Rusia, 1828-1910)
Novelista ruso,
profundo pensador social y moral, y uno de los más eminentes autores de
narrativa realista de todos los tiempos. Hijo de un terrateniente, nació en
Yasnaia Poliana, la propiedad agrícola de su familia, al sur de Moscú. Quedó
huérfano a los nueve años, y se crió con unos parientes. Tuvo tutores franceses
y alemanes y, a los 16 años, ingresó en la Universidad Kazan, donde estudió,
primero, lenguas y más tarde, leyes. Influido por los escritos del filósofo
francés Jean Jacques Rousseau, fue presa de una creciente insatisfacción hacia
sus estudios, y los abandonó en 1847. Después de un breve y fútil intento por
mejorar las condiciones de vida de los siervos de sus tierras, se zambulló en
la disipada vida de la alta sociedad aristocrática moscovita, a la que en sus
diarios prometió cándidamente reformar. En 1851, se reunió con su hermano en el
Cáucaso, donde su regimiento se encontraba acampado y, tras una breve
permanencia, decidió incorporarse también al ejército. En el Cáucaso entró en
contacto con los cosacos, que se convertirían en los protagonistas de una de
sus mejores novelas cortas, Los cosacos (1863). En
ella compara el cansancio y la ñoña juventud moscovita con el vigor y la vida
al aire libre de los cosacos, que retrata con simpatía y un profundo realismo
poético. En el tiempo que le dejaban libre las batallas con las distintas
tribus de las colinas, concluyó una obra autobiográfica, Infancia (1852), a la
que siguieron otras dos, Adolescencia (1854) y Juventud (1856), en las
cuales reveló, sin retórica ni sentimentalismo, una serie de recuerdos de
carácter psicológico similares a los de la mayoría de los jóvenes. Estas obras
recibieron una inmediata y calurosa acogida por parte del público, del mismo
modo que Sebastopol (1856), tres
historias basadas en la guerra de Crimea, que constituyen una soberbia
exposición de la horrible realidad de la guerra y una descalificación del falso
heroísmo de los mandos militares en contraste con la valentía de los soldados
comunes. Tolstoi regresó a San Petersgburgo en 1856, y se sintió atraído por la
educación de los campesinos. Durante sus viajes por el extranjero (en 1857 y
1861), visitó escuelas alemanas y francesas y, más tarde, abrió en Yasnaia
Poliana una escuela para niños campesinos en la que aplicó sus métodos
educativos, que anticipaban la educación progresista moderna. En 1862, se casó
con Sonia Andréievna Bers, miembro de una culta familia de Moscú. Durante los
siguientes quince años formó una extensa familia, administró con éxito sus
propiedades y escribió sus dos novelas principales, Guerra y Paz (1869) y Ana Karenina (1877).
Guerra y Paz, considerada una de las novelas más importantes
de la historia de la literatura universal, es una visión épica de la sociedad
rusa entre 1805 y 1815, justo antes de la invasión napoleónica. Esta extensa
narración, una de las obras maestras del realismo, por la que desfilan 559
personajes, conmemora relevantes batallas militares y retrata a conocidas
personalidades históricas, pero es principalmente una crónica de la vida de
cinco familias aristocráticas. Los personajes, perfectamente definidos por
precisas descripciones físicas y por profundos análisis psicológicos que
iluminan sus mundos interiores, muestran la visión que de sí mismos tienen
tanto ellos como otros personajes a lo largo del tiempo. La sincera y
espontánea Natasha Rosova, una de las más conocidas heroínas de la literatura
rusa, que madura y pasa de ser una exuberante adolescente a convertirse en una
sólida matrona, encarna el ideal tolstoiano de feminidad. En lo básico, el
carácter de Natasha permanece inmutable, aunque a él se le añaden apéndices que
conciernen al amor, el matrimonio y los hijos, y simboliza la optimista
creencia de Tolstoi en la plenitud de todos los estadios del desarrollo humano.
Confirma los iconoclastas puntos de vista del autor ruso acerca de los procesos
históricos, que aparecen expuestos en los capítulos más filosóficos de la
novela. Para él, la historia es el resultado de motivaciones anónimas y de
acontecimientos personales, en lugar de los grandes eventos públicos promovidos
por los líderes nacionales. De Guerra y Paz emana
una filosofía extremadamente optimista, que atraviesa los horrores de la guerra
y la conciencia de los errores de la humanidad, lo que constituye el mensaje
principal de la obra, escrita durante un periodo particularmente feliz de su
vida.
Entre sus novelas breves, la más importante es Ana Karenina, que constituye
una de las mejores novelas psicológicas de la literatura moderna. En ella
utiliza los mismos métodos creativos realistas que en sus primeras obras, pero
presenta una unidad artística mucho más sólida, y la exuberancia deja paso al
pesimismo, pues la protagonista no logra resolver sus conflictos internos. La
pasión adúltera que Ana siente por el joven oficinista Vronsky, en la ciudad de
San Petersburgo, contrasta fuertemente con la sana unión que existe entre Kitty
y Constantin Levin y la plenitud de su vida en el campo. En su insuperablemente
cándida a la vez que sólida Confesión (1882),
el autor ruso describe su creciente confusión espiritual, se culpa a sí mismo
de llevar una existencia vacía y autosuficiente y emprende una larga búsqueda
de valores morales y sociales, que terminó por encontrar en dos principios del
Evangelio cristiano: amor hacia los seres humanos y resistencia contra las
fuerzas del mal. Recogió estos dos principios y los desarrolló en elocuentes
ensayos, como Amo y criado (1894).
Desde el centro de la autocrática Rusia de su época, atacó sin temor las
desigualdades sociales y las formas coercitivas del gobierno y de las
autoridades religiosas, clamó por una liberación de los odios individuales y
por la adopción de modelos de vida dictados por la conciencia de cada uno.
Estos puntos de vista tan radicales provocaron su excomunión en 1901. En ¿Qué es el arte? (1898), una condena de casi todas las formas de arte,
tanto clásicas como modernas, de la que no se salvan ni siquiera sus propias
obras, a las que consideró dirigidas exclusivamente a una elite cultural, abogó
por un arte inspirado en la moral, en el que el artista comunicara los
sentimientos y la conciencia religiosa del pueblo. Estos ensayos didácticos,
traducidos a muchas lenguas, ganaron rápidamente numerosos adeptos de distintos
países, profesiones e ideologías, muchos de los cuales visitaron Yasnia Poliana
en busca de consejos.
Tras esta serie de ensayos, Tolstoi retornó a la
narrativa, y escribió numerosos cuentos breves y de carácter edificante,
situados en escenarios rurales, que se publicaron reunidos en el volumen Historias para el pueblo (1885).
Escribió asimismo otras obras destinadas a lectores cultos, también
decididamente moralizantes en cuanto a contenido, pero en las que se permite un
mayor espacio para desarrollar su poderosa inventiva. La más conocida de ellas
es la narración breve La muerte de Iván Ilich (1886),
en la que describe la conversión de un hombre a punto de enfrentarse a su
propia muerte. El cuento corto La sonata a Kreutzer (1889)
trata de la educación sexual y el matrimonio; la obra teatral El poder y las tinieblas (1888)
es una tragedia en la que se ve cómo la avaricia y la lujuria arrastran a la
violencia, y su última novela Resurrección (1899),
es la historia de la regeneración moral de un noble hasta entonces falto de
escrúpulos. A los 82 años, y cada vez más atormentado por la disparidad entre
sus criterios morales y su riqueza material, y por las continuas disputas con
su mujer, que se oponía a deshacerse de sus posesiones, Tolstoi, acompañado por
su médico y la menor de sus hijas, se marchó de casa a escondidas en medio de
la noche. Tres días más tarde, cayó enfermo de neumonía y, el 20 de noviembre
de 1910, murió en una remota estación de ferrocarril. En la actualidad se le
considera uno de los escritores con más fuerza
moral del siglo XIX.